jueves, mayo 27, 2010

El obseso que era un miedoso

¿Qué es lo que mueve el mundo?
Y cuando digo mundo me refiero a la vida humana, a la actividad del hombre.
Bien, es una pregunta compleja a la que pueden darse múltiples respuestas. Entre las más comunes se encuentra la respuesta clásica de los románticos, los ilusos y los que quieren quedar bien y no saben cómo: el amor. Personalmente lo encuentro absurdo. Al fin y al cabo, hay cosas mucho más poderosas que el amor, y no hace falta ser muy alto ni muy listo para verlo. No creo que George Bush atacase Iraq por amor, aunque fuese amor patriótico, ni creo que la gente se asocie en grupos solo por amor. No, esa es una posición muy humana pero muy irracional.
También habrá quien suscriba aquello de money makes the world go around. En definitiva, que lo que anima a las personas es el poder, porque, al fin y al cabo, ¿qué es ese complicado concepto del dinero más que poder? Poder adquisitivo, poder coercitivo, en fin, poder en sus más diversas manifestaciones significa hoy dinero.
Pero hay algo superior al dinero, en mi opinión, que es lo que verdaderamente makes the world go around. El miedo. El miedo lo puede todo, y todo el mundo tiene miedo, es algo natural: miedo a estar solo, miedo a hacer el ridículo, miedo a perder su posición, miedo a perder el poder, miedo al poder, miedo a la gente, miedo al miedo, miedo a la muerte, miedo a la vida...
Parece que casi todo es reducible a miedo. Pero no miedo en el sentido más prosaico del término, miedo en el sentido del sentimiento natural que nos hace reaccionar y poner una solución a un problema, y en definitiva, evolucionar. El miedo es el principal factor del progreso natural. El miedo es el desequilibrio necesario para que el sistema avance al equilibrio. Es la diferencia, la diversidad. Pero esa diversidad está ahí no para temerla y reaccionar en contra de ella, está ahí para aceptarla y superarla, caminar con ella hacia un estadio superior.

Y ahora me gustaría realizar un acto de prepotencia sublime y extrema, un acto de patética glorificación propia a costa de Darwin, porque lo que ocurre en la naturaleza se reduce a esto:

  • Diversidad: en la naturaleza se da la mayor multiplicidad de especímenes posible.
  • Selección: algunos de estos especímenes predominan más que otros, hasta el punto de que ciertos estados posibles pueden considerarse inexistentes.
  • Equilibrio: los especímenes serán más abundantes cuanto más se aproximen al cumplimiento de la ley fundamental de la naturaleza; todo tiende al máximo equilibrio que no es sino el estado más económico.

Y ahora, matadme.
Pero antes de morir me gustaría resaltar el ejemplo del melanismo industrial de la Biston betularia a modo de clásico ejemplo de la maravillosa selección natural darwiniana, que tan lógica es y tanto sentido tiene.

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