lunes, agosto 02, 2010

El cazador de brujas que era mudo

¿De verdad es necesario un "Ministerio de Igualdad"? La respuesta unánime de la gente inteligente es, por supuesto, "no". Yo, personalmente, no me voy a quedar en el escueto "no" y mostraré una par de "cómicas" razones (o terriblemente trágicas, depende de cómo se mire: un servidor prefiere always look on the bright side of life) por las cuales opino que tanto el ministerio como la ministra deberían ser inmediatamente sepultados en la cripta de la vergüenza...

1. España está gastando mucho, mucho dinero en mantener otro ministerio, que por otro lado, es más bien una suerte de "símbolo" más que una institución con una función esencial en el Estado (como por ejemplo, se me ocurren, Sanidad, Trabajo, Medio Ambiente, Hacienda y bueno, esas minucias). Esta fue, estoy seguro, una de esas ideas mañaneras del señor Zapatero: "Se me ha ocurrido una brillantísima idea para la segunda legislatura: creemos un emblemático ministerio para que se note que aquí en España somos muy igualitarios".
Lo cierto es que si lo miras con la manida y rayada lente de las buenas maneras y lo políticamente correcto (o, hablando en plata, la hipocresía y la demagogia) queda muy bonito. Pero si lo piensas fríamente, ¿puede realmente existir la igualdad si es necesaria la existencia de un Ministerio de Igualdad? ¿Hay igualdad de género si se convierte en obligación, en anécdota o en publicidad el nombramiento de "más ministras que ministros", haciendo más hincapié en el sexo de los susodichos papanatas (porque lo son) que en su competencia y sus capacidades? No vamos bien por ahí, señores. Y sí, digo "señores", y no "señoras y señores", porque, por si alguien aún no se ha enterado, en español, para referirse a un conjunto genérico se emplea la forma masculina de la palabra, con valor genérico, no con valor masculino.
Llamadme idealista si queréis, pero en mi humilde opinión, la configuración de la sociedad está cambiando. Las nuevas generaciones serán diferentes, no serán conscientes de una supuesta diferenciación social respecto a las mujeres, los homosexuales, las razas, procedencia, etc. Pero si estamos todo el día recalcando esas diferencias, como hace la señora Aído (ahora voy con ella, no os preocupéis), la distinción permanecerá en la sociedad. Todo esto es mi humilde opinión. Respeto lo que otras personas puedan pensar acerca del tema, pero aún así, considero mis motivos lo suficientemente fuertes como para que las competencias de un Ministerio de Igualdad regresen a un Trabajo y Asuntos Sociales, como antaño, ahorrándonos  dinero y tonterías.

2. Siguiendo la senda de pensamiento del actual Ejecutivo, tan centrada en el talante y la imagen bondadosa y  progre (sí, acabo de usar las palabras "talante" y "progre" tal como las usa y ha usado Jiménez Losantos. Quién me lo iba a decir a mí), la persona encargada de llevar las riendas del nuevo y simbólico Ministerio debía ser una mujer. Pero de ahí a que sea Aído va un trecho. Voy a ponerme impertinente sin que sirva de precedente: por respeto a las mujeres inteligentes, no me gusta llamar a la tal Aído mujer. Es más bien un "antihombre". Yo creo que debe tener algún problema con sus congéneres masculinos porque ya me dirás si no cómo es posible que diga tantas gilipolleces.
Desde la famosa perla de "miembros y miembras" hasta la más reciente: "si Lehman Brothers hubiese sido Lehman Sisters, todo cambiaría". Lo que hace frecuentemente la Aído, como hacen las innecesarias feministas es suponer vagamente, ahí, en el fondo de su discurso la superioridad de la mujer frente al hombre. ¿Es eso Igualdad? No señora. Igualdad es tratar de dar a todo el mundo las mismas oportunidades. No, mentira: Igualdad es darle a cada uno las oportunidades que puede acometer, es proporcionar a cada persona la opción a vivir una buena vida conforme a su personalidad, su identidad y sus capacidades. Qué utópico todo. Nos conformaremos con lo de "darle a todo el mundo las mismas oportunidades"...
En fin, si hay alguien en el mundo que considere que una persona incapaz de ser discreta, lúcida, pragmática y eficaz (léase: Bibiana Aído) es la adecuada para un puesto de responsabilidad en el gobierno de un país, que se vaya con Bibiana a una plataforma petrolífera y monten el suyo propio.

Después de la charla que, de trascender a la opinión pública levantaría ampollas y sería duramente criticada por los cretinos hipócritas y cínicos ignorantes que sostienen ideológicamente nuestra lamentable sociedad, también se me ocurren algunas otras razones por las que cesar a Bibiana, más divertidas e incluso más importantes (y esto me lo permito porque la charla no trascenderá ^^): su apellido al revés es Odia, se cree muy lista, después de decir "miembras" se ríe entre dientes, ha demostrado ser una intolerante e intransigente y por encima de todo (el insulto no es intencionado, solo tautológico) es idiota.

PD: ¿por qué no invertimos en ministerios más divertidos? Así por lo menos pondríamos a mal tiempo buena cara...

El panteísta que era cazador de brujas

Estás tranquilamente navegando por la red. Quizás visitando algún blog mientras escuchas apaciblemente la Sinfonía nº 41 de Mozart (el segundo movimiento, aquel por el cual, según Woody Allen, merece la pena vivir) o disfrutas de la inteligencia compositiva del maestro Morricone, puede que en Vatel, con la Symphonie Avec Voix o la Deuxième Symphonie, incluso cabe pensar que lo que los altavoces profieren son las guitarras eléctricas y letras conspiranoicas de Muse, los ritmos delirantess de Danny Elfman, los virtuosismos geniales que compuso Chopin, o los ritmos modernos y alternativos de Kasabian. 
Y de repente, ocurre. Abres una página y empieza a sonar música. Una música que no deseas escuchar. Un sonido que, por muy lírico que sea, te parece estridente por empañar a Mozart, Morricone, Muse, Elfman, Chopin o Kasabian, e instanténeamente empiezas a odiar la web que ha destrozado un clímax musical o un trance armónico. A veces encuentras la fuente de tan incómodo sonido rápidamente. Otras veces (las más) das vueltas como un loco hasta que la hallas. En cualquier caso, una vez que consigues sofocar el ruidillo indeseado, no puedes evitar pensar por qué misteriosa razón alguien se dedica a torturar a la humanidad de tan cruel forma...