jueves, marzo 31, 2011

El asesino de pájaros por la gracia de Dios que era songwriter

Creo que he tumbado tantas veces la Apuesta de Pascal que ya no tiene ningún efecto sobre mi adorada audiencia fantasma. De todas formas, miremos hacia adelante ahora.

El otro día escribí una canción en inglés (of course). Este es un "mal hábito" que me han pegado recientemente, y la verdad es que es muy edificante y liberador, independientemente de la horrible calidad de mis resultados.
En cualquier caso, no mostraré aquí la canción (que me da apuro, hombre, compréndanme) pero si que hablaré de lo que trataba, porque me pareció muy interesante.
El asunto era que a una cierta persona le hacen una radiografía craneal después de caerse de su bicicleta (excelente tema para una canción) y descubre que tiene incrustado en el cerebro un extraño dispositivo. Dicho elemento is supposed to se supone que controla sus acciones y pensamientos y, por tanto, nuestro amadísimo protagonista se compra un flamante y afilado cuchillo y se lo clava en la cabeza, apuñala sus pensamientos y todos sus recuerdos, y luego, claro, cuando se da cuenta de la sangría que ha preparado le entra el pánico y empieza a gritar, y se da cuenta de lo inútil de su estúpida intervención para tratar de sacar esa cosa de su cerebro. Y entonces, moribundo, cae sobre las baldosas blancas de la cocina y las tiñe de rojo sangre mientras derrama lágrimas sanguinolentas. Estando su fin próximo, el Ángel de la Muerte va a él y le cuenta, para mayor regocijo de los Hados, que aquel dispositivo que controlaba lo que pensaba y lo que decía no estaba en su cerebro, sino en su mente.

El mensaje está "oculto" de una forma un poco burda y demasiado gráfica, pero bueno, a mi me gusta.

PD: la canción se titula Lobotomy Song.

martes, marzo 15, 2011

El que se quedó sin palabras que era asesino de pájaros por la gracia de Dios

Comenzaré con una declaración bastante clara: yo no quiero que salven mi alma por mí. Así que, por favor, si todavía hay algún religioso proselitista en la sala que pretenda hacer progresos conmigo, que se vaya dando por vencido. Porque Pascal estaba equivocado. Anda mira, acabo de llegar a un punto interesante, voy a rebatir la Apuesta de Pascal así, de un plumazo y en un momento, que a mi me gusta cargarme las teorías de los filósofos que admiro.
Recordemos un momento en que consiste la apuesta de Pascal...

Puedes creer en Dios; si existe, entonces irás al cielo.
Puedes creer en Dios; si no existe, entonces no ganarás nada. 
Puedes no creer en Dios; si no existe, entonces tampoco ganarás nada. 
Puedes no creer en Dios; si existe, entonces no irás al cielo.
Entonces la apuesta más sensata es creer en Dios, porque puedes ganarlo todo o no ganar ni perder nada.

...ya. Bueno, pues a lo iba. Que la voy a rebatir usando la reducción al absurdo, que es una cosa que me gusta a mi mucho también por esa carga tan estimulante de sarcasmo y desprecio que tanto gusta al ser humano. Porque es divertido criticar, muy divertido. Si no, que se lo pregunten a Boyero, que vive de eso...
En fin, pongamos por un momento que acepto el razonamiento de la condenada Apuesta. Y ahora, introduzcamos nuevos elementos. Pongamos que digo que si antes de encender un interruptor das tres vueltas sobre ti mismo mientras gritas vocales sin sentido, al día siguiente encontrarás junto a tu cama un billete de 500 €.

Puedes dar las vueltas y gritar, si es cierto el asunto, ganas 500 €.
Puedes dar las vueltas y gritar, y si es falso, no ganas ni pierdes nada (salvo, tal vez, un poco de dignidad, pero no es nada que no pierdas humillándote ante Dios...)
Puedes no dar las vueltas ni gritar, si es cierto, no ganas los 500€.
Puedes no dar las vueltas ni gritar, si es falso, tampoco ganas ni pierdes nada.
Entonces, alabado sea Pascal, no nos queda otra que dar tres vueltas sobre nosotros mismos y gritar vocales sin sentido cada vez que encendamos la luz.

Hala, Apuesta rebatida. Traducción: si damos por válido el razonamiento, tenemos que creer en cada religión y llevar a cabo cualquier absurdo improbable que se nos ocurra "por si acaso".
Y ahora cito a Victor Manuel:  
Déjame en paz,
que no me quiero salvar,
que en el infierno no estoy tan mal.
Porque no sé si lo sabéis pero en el cielo lo único que hay son una cantidad infinita de ejemplares de la biblia con todas las encuadernaciones posibles (en cuero, en papel, plástico, barro, ladrillo, cristal, madera, aire, melaza...) y vidas de santos. En el infierno están el resto de los libros.

Os parecerá mentira pero mi motivo principal de esta entrada era comentar lo que dice esta señora.
Ah, que no os apetece ver el video. No pasa nada, yo os lo resumo. La susodicha dama de la elegantísima chaqueta de estampado de leopardo azul brillante (es tan precioso como suena) sugiere que millones de pájaros caen del cielo porque EEUU tiene una política cada vez más abierta hacia los derechos de las parejas del mismo sexo y ha abolido el don't ask, don't tell. Como suena. De ahí lo de que no quiero que me salven. Que toda esta gente yo no sé lo que pretende. No sé por qué lo hacen. ¿Quieren controlarnos a todos? No pueden, lo siento, a estas alturas ya no. ¿Quieren convertirnos en gilipollas? Diciendo gilipolleces difícilmente nos harán gilipollas. ¿Se aburren mucho? Probablemente, y por eso no nos dejan vivir tranquilos a nosotros, están amargados. Lo único que quieren es tocar las narices. Así que, si esta señora está a gusto con esa chaqueta diciendo semejantes sandeces, pues por mí, perfecto, pero en mi opinión, debería actualizarse un poco y dejar de tomarnos por idiotas.

lunes, marzo 14, 2011

El psicólogo (y un poco fanático) que se quedó sin palabras

Bah, ya no sé ni de qué hablar. Se me ha acabado la filosofía o algo, y ya no encuentro con qué rellenar mis divagaciones literarias. Así que intentaré hablar de lo primero que me venga a la mente.
Matemáticas.
(En este punto, más de la mitad de mi audiencia fantasmal abandona sin escrúpulos el auditorio)
Mucho se han despreciado las matemáticas, especialmente en estos últimos tiempos que corren, aunque también es cierto que mucho se les ha amado. Amar las matemáticas es como amar al mundo transmutado en un lenguaje totalmente preciso y perfecto que no admite negación. Es decir, las matemáticas son Dios.
Si, lean bien lo que digo, si hay algo parecido a dios en el universo, son las matemáticas. Hasta Descartes, el gran dudador, tuvo problemas para dudar de las matemáticas, y al final recurrió a un argumento que si bien es válido por no poder ser probada su falsedad (así como tampoco su verdad), yo lo me lo cargo de un plumazo y devuelvo a las matemáticas su reconfortante estatus de indubitabilidad. Porque por mucho genio maligno que nos confunda, si no podemos conocer la hipotética Verdad Auténtica, carece de propósito que nos cuestionemos por ella. Total, que yo me quedo a gusto con el engaño del susodicho y malvado genio.

Decía que mucho se desprecian hoy en día las matemáticas. ¿Por qué? ¿Por qué algo tan perfecto puede ser despreciado, odiado, calumniado? En mi aquí-nunca-humilde opinión, si se odian las matemáticas, es porque realmente no se entiende su abstracta y elevada esencia. De hecho, el concepto que se tiene y que se enseña de las matemáticas es totalmente inadecuado y, a todas luces, si, aburrido.
¿Qué hacen las matemáticas?¿Cuál es su propósito? El motivo de esta bellísima disciplina no es "hacer sumas y restas" o "dividir doce caramelos entre seis niños". Las matemáticas son un conseguido intento de la mente humana para traducir el mundo en una sintaxis axiomática que las estructuras lógicas más básicas sean capaces de entender. Nociones como el producto, la potenciación, la división y la proporción, tienen un sentido intrínseco en la naturaleza. El lenguaje matemático es la máxima simplificación del mundo.
Más allá de estas operaciones simples, nos encontramos con procesos de equilibrio (el proceso fundamental del universo) que son perfectamente definibles mediante ecuaciones matemáticas más sofisticadas. Y no me voy a quedar sin poner un ejemplo como...
¡¡Las ecuaciones Lotka-Volterra!!

Esta pareja de ecuaciones hermanas describe sin titubeos un modelo de variación del número de individuos de dos poblaciones relacionadas de un cazador y una presa. Básicamente, en la ecuación de la presa se establece que la tasa de variación de individuos es directamente proporcional al número de individuos (crecimiento exponencial) menos el número de encuentros con depredadores, que está expresado como el producto del número de presas por el número de depredadores.

En la ecuación del depredador, el crecimiento de la población viene dado por el producto del número de presas por el número de depredadores (el aumento de depredadores depende del aumento de presas) menos la muerte exponencial de presas por causas naturales.
Así, cuantas más presas haya, más depredadores podrá haber, pero cuantos más depredadores aparezcan, más se diezmará el número de presas, lo cual hará disminuir al número de depredadores, hecho que hace aumentar el número de presas, etc, etc, etc.
¿¿¡NO ES HERMOSO!??

En fin, basta de esquizofrenia por hoy. Así que el psicólogo un poco fanático se quedó sin palabras y se pasó a los números...