miércoles, junio 02, 2010

El urbanita que era un amante

Here I am, dying of love. ¿Y no lo estamos muchos? Esa desazón que causa la ausencia del/de los otro/s fragmentos del alma de los que habla Platón. Qué poético el platonismo, qué sentimental. No concibo qué puede ser más nocivo para las ganas de vivir o para la felicidad que la falta de apetito cognoscitivo. Y no concibo qué puede ser más hiriente para el apetito cognoscitivo que la falta de amor. La mayor parte de la gente malinterpretará la última frase dándole un significado popular (y bastante poco elegante y demasiado romántico) en lugar de la profundidad que encierra esa sentencia.
Ahora, cuando hablo de amor, me refiero al más puro apego físico y mental por las cosas y por otras entidades físico-mentales. Es absolutamente necesario para el alma amar la belleza del mundo, que está en todas partes, y es en definitiva lo que mantiene a los seres humanos, con nuestra cuasilibertad, consciencia plena y autoconsciencia en la senda de la vida. Es absolutamente necesario desde el punto de vista natural y fisiológico para un ser humano común compartir su vida con otros seres humanos en sociedad, y más aún tener un apoyo más cercano sobre el que construir parte de los cimientos de sus ganas de vivir (he aquí lo que el común llama amor). Es naturalmente necesario, pero también lo es desde el punto de vista psicológico. Aventuro que nuestra necesidad mental de amor (empezaré a llamarlo así en lugar de "cercana compartición de la vida y punto de escape de necesidades físicas y mentales, reason for living etcétera") es una especie de "contagio" de nuestra necesidad física de tal cercanía. Podría llegar a llamarse ilusión de la mente, pero ¿quién dice que las ilusiones no son reales? Lo son en la medida en que la mente consciente las acepta, y la necesidad de amor está plenamente aceptada por la consciencia, conque postularía finalmente que el amor tiene una dimensión física y una dimensión  psicológica que surge por sugestión a partir de la primera. Y nosotros, pobres humanos que en nuestro inmenso orgullo otorgamos mayor valor a lo mental que a lo natural, podríamos concluir que el amor es tan infinitamente importante en nuestras vidas porque llega hasta el punto de afectar a nuestra consciencia. ¿Falacia, tautología, suprema estupidez, sinsentido propio de una mente inferior y absurda pero ampliamente narcisista? Muy probablemente...

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