lunes, junio 21, 2010

El fetichista que era Vampire Slayer

Me encanta la canción de Muse "Neutron star collision". De hecho me gusta cualquier canción de Muse. Pero odio la prostitución twilightera que conlleva la canción susodicha. Porque, aceptémoslo, Twilight tuvo su época, al menos para mí, pero ya es hora de reconocer ante mí mismo y ante el mundo lo que llevo pensando desde hace exactamente aproximadamente un año/año y medio: la saga crepúsculo es una bazofia total y absoluta. Cumplió con su cometido -entretener-, pero ningún otro mérito puede achacársele. Creo firmemente que es el mayor sienta-tópicos de mi generación, además de fuente inagotable de insoportables productos vampíricos oportunistas cuya calidad brilla por su ausencia (notabilísima excepción la de True Blood), en consonancia con la calidad artística de la obra primigenia. Porque, leyendo Crepúsculo, ¿dónde demonios Cristo está la creatividad exuberante que, sin ninguna vergüenza puedo atribuir a Harry Potter? ¿dónde está la profundidad filosófica de Lestat de Lioncourt? ¿el poderío clásico del Drácula original?
¿Y la parte romántica? ¿Es que se trata de coger la genialidad de Jane Austen, rodearla de vampiros absurdos -que pueden salir a la luz del día- (someone kill me Stephenie, please)  y rebajarla a una mera historia de "complicado amor" digna del más tonto folletín telenovelesco?
En fin, si hay un vasto tropel de adolescentes de agudos gritos y por cuyas venas discurre una disolución saturada de hormonas decidido a llenar las salas de cine  con sus agradabilísimos desgañitamientos, por mi, perfecto, pero yo no voy a gastar mi dinero en ver una mala película acompañada de un coro de sirenas en el patíbulo. Prefiero quedarme en casa, con mi Conrad, mi Lorca, mi Fassbinder o mi Altman, y hacer como que Crepúsulo no existe.

PD: He conseguido crear una entrada no-filosófica. Me merezco un premio. Cuanto menos, una palmada en la espalda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario