sábado, febrero 05, 2011

El vago que era universitario

El caso es que me he "reanimado" a "reabrir" el reblog. Podría comenzar una perorata interminable de sensiblerías histriónicas, o una sarta de argumentos y excusas que expliquen el por qué de esta repentina decisión, pero casi que prefiero emular a Fray Luis y, "como decíamos ayer..."

Me tengo que poner serio. Porque si no alguien me va a malinterpretar.

El tema de hoy es un fragmento de mi cutreensayo que escribo para pasar las horas perdidas a las tantas de la mañana titulado "Las convenciones sociales y el peligro que representan para la realización del ser humano: una explicación hipotética de la existencia del hombre que no merece la pena tomarse muy en serio". Quería titularla "Ámbar" o "Geranios", pero juzgué que, ya que me iba a poner explícitamente filosófico, era mejor usar un título verdaderamente explicativo antes que una metáfora que nadie iba a entender excepto el que suscribe. No porque el resto de gente no sea inteligente, no nos confundamos, sino porque soy tan retorcido que para entender lo que digo hay que hacer un máster. Ni siquiera me entiendo yo, así que vamos bien... 
Ya estoy divagando, así que procedo a citarme sin más dilación:


Todo ser vivo forma parte de un sistema único que forma parte del equilibrio universal del cosmos. Si aceptamos que en el cosmos no hay más motivo que el azar, la probabilidad, entonces podemos asegurar, aunque sea sólo empíricamente, que el sistema global del cosmos tiende siempre a un estado más estable, mediante la interacción entre los subsistemas que lo componen y los propios componentes que los forman, entre sí y consigo mismos. 

La vida es un sistema enormemente complejo, y su existencia, de algún modo, propicia el estado de equilibrio. El ser humano forma parte del macrosistema vital, actuando en las redes tróficas (sistema propio) y proporcionando un tipo de actividad sobre la naturaleza (otros sistemas), no distinto al de otras especies, pero sí mucho más intenso, que depende, además, en mucha mayor medida, de un complejo sistema de toma de decisiones, que es lo que llamamos mente o alma. Pero la mente no es más que lo que surge a partir de la bioquímica. Poco romántico, pero la única explicación razonable. 

El que la mente humana no sea algo distinto a la función emergente de un soporte físico-químico es lo que explica que el ser humano utilice esencialmente su intelecto. Como dirían los filósofos clásicos, la esencia del ser humano es el intelecto. Por ello, lo natural para el hombre es examinar bajo su sistema mental cada acontecimiento al que se enfrente, en lugar de darlo por hecho, como ocurre hoy en día en el seno de la sociedad, por culpa de la cual, nuestro potencial mental se ve exponencialmente mermado al aceptar, como si de instintos se tratase, las convenciones sociales. La sociedad no deja de ser un nuevo sistema en el que el ser vivo se inmiscuye para hacer su función increíblemente más eficiente. Para tener una "buena vida", el ser humano debe vivir en la sociedad. No obstante, y esto es importante, la sociedad no debe vivir en el ser humano. Y me explico: no es aceptable que una persona se rija por unos, llamémosles principios, que por algún motivo que ignora son válidos para un sector de la población humana con la que convive. No es aceptable porque no sabe lo que está haciendo. Y la grandeza del ser humano está en que tiene la capacidad para entender lo que hace, lo que otros hacen y cómo se hace. 

(...)

 Una persona no puede asegurar que matar está mal sin dar una razón válida por la cual se considera un comportamiento no adecuado, simplemente porque el que algo "esté mal" quiere decir que en la dimensión mental humana se considera así, y para que algo tenga validez en esa dimensión, debe estar en concordancia con las reglas lógicas, axiomáticas, fundamentales de ese soporte. 

No obstante, para la mayoría de las personas, el acto de matar parece "naturalmente incorrecto". Esto se explica de la manera más sencilla y visceral posible, las especies siempre tienden a incrementarse, por pura entropía, por el funcionamiento del macrosistema global, cuyas partes siempre aumentan hasta que son neutralizadas por otras, de modo que se llega a un equilibrio de tipo cíclico. Si naturalmente las poblaciones deben aumentar, entonces naturalmente los individuos no tenderán a matarse entre ellos. Por todo esto podemos considerar, aun con la simplificación que constituye el lenguaje, que matar "está mal".



PD: Sí, soy un vago, regreso al blog y nos e me ocurre nada más que copiar y pegar, para ahorrarme trabajo. En fin, piensen, reflexionen.

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