lunes, julio 12, 2010

El asesino de gatos por omisión que era salvador de gatos con retraso

O de cómo continuó la historia del Gatito que Maúlla.
Pues sí, señoras y señores, un servidor bajó a buscar el gato. Eso sí, no solo, sino acompañado, por sugerencia del acompañante y varias horas después de que saliese el sol. En una primera exploración, el gato no apareció, pero más tarde, en mitad de El Partido (así, con mayúsculas) en la segunda, finalmente encontramos un pequeñísimo gato al que intentamos alimentar con un guante de látex lleno de leche templada sin éxito, conque lo devolvimos al lugar en el que estaba.
Pero no termina ahí la cosa, una inusual dama de elevada experiencia vital acudió a la llamada del gato tras habernos espiado en nuestra odisea anterior y habernos ignorado cuando le ofrecimos el gato estando ella asomada a su ventana. Según lo que desde la mía pude otear, la señora se llevó el gato a su humilde morada. Puede que haya sido capaz de alimentarlo, en cuyo caso vivirá, o puede que no, en cuyo caso morirá.
Ahora tomaos la metáfora como queráis, yo, personalmente, prefiero el lado positivo.

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